Monday, March 1, 2010

Mendelssohn me recuerda a ti

Estaba leyendo "Conversaciones con Glenn Gould", un conjunto de entrevistas realizadas a Gould en 1974. Y lo vi claro. Mendelssohn me recuerda a ti. Mucho.

Cito fragmento del libro, donde Gould habla de las declaraciones de Mussorgsky sobre Mendelssohn y de la opinión que él tiene de ambos.
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Me parece acertada la observación de Mussorgsky, aunque no lo sea el concepto: creo que acierta en su comentario sobre Mendelssohn, al que califica como un tipo puritano al que le gustaban los párrafos de dieciséis compases donde todo tenía que estar en su sitio, pero pasa por alto que Mendelssohn era un músico muy creativo en otra esfera, y para comprender esa originalidad debemos aceptar, ante todo, el rasgo dominante de su música: la candidez. Y aceptada esa candidez, incluso el movimiento más amable de Mendelssohn resulta una sorpresa; le basta un cambio mínimo, como dicen los jazzistas, para provocar esta sensación. Mussorgsky, sin embargo, necesita machacarte con un contraste forte-piano o con un fragmento quasimodal, o algo por el estilo. Pero reconozco que Mussorgsky me gusta, de veras.
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Pero también estoy convencido de la validez de lo que dije antes acerca de la dicotomía Mendelssohn-Mussorgsky, de la existencia de un "cociente de singularidad" en la obra del primero que es mínimo pero audible precisamente porque es mínimo. En Mussorgsky, el "cociente de singularidad" es mucho más importante, o lo que es lo mismo: lo inesperado sucede con mayo frecuencia y, por lo tanto disminuye considerablemente la capacidad de sorpresa. Pero no así en Mendelssohn. A él le basta un gesto mínimo. Le basta que un pelo no esté en su sitio.
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A falta de encontrar la versión de Gould:


Espero que te guste.

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