Monday, April 12, 2010

No sé nunca si tomarme en serio

A medianoche siempre me siento muy capaz. Los giros ficticios de mi vida siempre ocurren en este lapso de tiempo: me imagino haciendo otras cosas que se me antojan mucho más apetecibles, pierdo todo lo que me amarra, todo aquello que he construido poco a poco y que cada día odio más. Dejo de ser alguien responsable, de pagar las facturas, de pelearme con las burocracias y adopto todos los animales que me encuentro por la calle.  
Sí, sé lo que están pensando, -el clásico problema de doble personalidad nocturna- pero es que resulta que mi personalidad diurna me tiene muy aburrida y, además, me da que ya empieza a oler a rancio.
En mi mundo de medianoche todo el esfuerzo invertido deja de tener valor: las apuestas pasadas se dan por perdidas. Hay que elegir entre hacer un raise o no ir.  
No se crean que el mío es un problema leve; puedo estar meditando estas cuestiones hasta bien entrada la madrugada, cuando la cabeza empieza a entullecerse y caigo rendida por encefalitis letárgica.
Pero mi personalidad nocturna es además omnipresente: sabe que mañana por la mañana, cuando desayune un poco de miedo acompañado de jugo de melocotón o piña, se me olvidarán todas estas tonterías y con algo de suerte pase otro día más en el que, como siempre, no me tome muy en serio.


Siento que voy a cumplir más años que promesas.  ¿Y si hoy fuera ahora?


"Crecer recordando aquel verso de machado: hoy es siempre todavía.
Toda la vida es ahora. Y ahora, ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos, porque ayer no lo hicimos, porque mañana es tarde. Ahora."

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